Amanece. Una luna llena,
brillante y blanca, se va ocultando entre jirones de nubes por el oeste.
En el este, un resplandor ligeramente
amarillo, va transformando la bóveda astral en una gama infinita de azules; desde
un azul muy claro al añil.
En las ramas sin hojas de un árbol que emerge de la laguna,
la oscura silueta de ocho cormoranes oteando el horizonte.
A medida que avanza el alba, se multiplican los vuelos
de las aves.
Dos patos, macho y hembra, ondulan con sus alas el agua
de la laguna Colgada. Volando a más
altura, una docena de ansares, en
parejas, siguen la misma dirección.
Por la senda que bordea la laguna, un hombre y una mujer
caminan de espaldas a la luna, ya oculta tras las montañas. Ella se detiene, se
agacha, fotografía una flor silvestre junto a la senda y continúa caminando; él
la observa atentamente, se coloca a su
izquierda y la acompaña en completo silencio. Unos metros más adelante una bandada de abejarucos
salen de improviso de entre unos arbustos; los dos sonríen y contemplan
absortos la evolución de las aves. El
día está ya completamente abierto.
Suenan mis pasos.
El frescor y el silencio
de la alborada.
Haibun de Javier Sancho, Javinchi
Qué bonito paseo. Gracias por dejarme ir casi de la mano contigo.
ResponderEliminarUn abrazo grande